Esto no es posible porque las estrellas al morir normalmente se colapsan en sí mismas en enanas blancas, estrellas de neutrones o agujeros negros.

Ciertamente en la mayoría de los casos puede haber expulsión de material que puede generar una nebulosa planetaria o remanentes de supernova, pero tal material tiende a dispersarse y lo que se requiere para la formación estelar es la contracción del mismo.

Sin embargo y principalmente cuando la estrella expulsa material como en los casos mencionados, los elementos pesados que se produjeron durante la vida de la estrella se pueden mezclar con nebulosas donde se encuentran estrellas en proceso de formación. Así, estas nuevas estrellas contendrán elementos y, en cierta forma, material de estrellas muertas.

Así, se habla de estrellas de I generación a las primeras que contenían fundamentalmente hidrógeno. El caso de nuestro Sol es un ejemplo de una estrella de II generación al contar con abundancia de elementos pesados.

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