Nuestro sentido de la vista muchas veces nos engaña, pues el cerebro procesa las imágenes en función de ciertos parámetros de referencia. El tamaño de la Luna no varía de acuerdo a su posición en el cielo, se trata de una ilusión óptica llamada "ilusión lunar".

Aunque existen muchas teorías al respecto, los científicos no parecen ponerse de acuerdo en qué produce esta ilusión. Sí parece haber cierto consenso en que se trata de un efecto óptico, una mala jugada de nuestro cerebro.

Una de ellas se conoce como ilusión de Ponzo, cuando la Luna está cerca del horizonte la vemos junto a otros elementos del paisaje de los que no sabemos muy bien su distancia. Siempre estará rodeada de árboles, edificios, montañas, etc. y nos parecerá más grande. Esto se debe a que nuestro cerebro es incapaz de calcular el tamaño de los objetos lejanos en relación a otros.

Otra es la llamada teoría del firmamento achatado, se basa en el hecho de que nuestro cerebro percibe la bóveda celeste de manera achatada. Asume que cuando los objetos se acercan al horizonte están más lejos. Sin embargo, la distancia de la Luna no cambia, independientemente de que esté en el horizonte o en el cénit. Por eso, el cerebro cree que debería verse más pequeña, pero como esto no ocurre, calcula mal su tamaño y la percibe más grande para que se comporte como el resto de objetos. En definitiva, nuestro cerebro se hace un lío al estar acostumbrado a que las cosas en el horizonte estén habitualmente más lejos.

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