El sistema nervioso es una organización de estructuras y sistemas que funciona como un todo cuyas partes están conectadas a diferentes niveles.

Algunas de estas partes son extremadamente cruciales para el funcionamiento general de los seres vivos y una de ellas es el bulbo raquídeo, una estructura muy importante del encéfalo, que contiene los centros cardíaco, respiratorio, de los vómitos y vasomotor, y por lo tanto se ocupa de las funciones autónomas de la respiración, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, así como del ciclo de despertar del sueño.

Es el más bajo de los tres segmentos del tronco del encéfalo, situándose entre el puente troncoencefálico o protuberancia anular, por arriba, y la médula espinal, por debajo. Tiene forma de cono y su diámetro disminuye en la medida en que baja y se convierte en la médula espinal.

Está compuesto de materia blanca y materia gris, funcionando como conector principal entre la médula espinal y el sistema nervioso central. Es, además, el centro en el que se encuentran los nervios de un lado y otro del cerebro, es decir, el punto de encuentro entre un hemisferio y otro.

Al estar implicado en tantas funciones cruciales, un daño al bulbo raquídeo puede dar lugar a problemas como: parálisis, vértigo, problemas para tragar, problemas para hacer movimientos como girar la cabeza, dificultades respiratorias, pérdida de coordinación muscular, entre otras.

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