La "Larga Marcha", también llamada "Gran Marcha", fue el viaje a través del interior de China que siguieron las tropas del Ejército Rojo, las fuerzas armadas del Partido Comunista de China, entre los años 1934 y 1935, escaparon en círculos hacia el oeste y el norte, recorriendo alrededor de 12 500 kilómetros en 370 días.

Para convertirse en el líder indiscutible del movimiento revolucionario chino, Mao no solo necesitó diseñar una estrategia para librarse de los nacionalistas, sino que tuvo también que buscar cómo vencer en el mundo oculto de batallas intestinas del PCCh.

Aunque gran parte de los que iniciaron la Larga Marcha no la lograron terminar, la táctica maoísta de evitar la confrontación con el KMT sentó las bases para la huida de los nacionalistas a finales de septiembre de 1949.

Más allá de las fronteras de China, Mao también comenzó a llamar la atención de los grandes poderes del mundo de la época: la cercanía de los nacionalistas con EE.UU. y de los comunistas con la Unión Soviética se volvió parte del pulso político entre Washington y Moscú.

Tras la victoria de los comunistas a inicios de octubre de 1949, China comenzó a experimentar uno de los cambios más frenéticos de su historia y la personalidad de Mao comenzó a transformarse también.

Desde que Mao tomó el poder en 1949 hasta su muerte 27 años después, China experimentó un enorme cambio interno y externo, y también algunas de las conmociones sociales más grandes de su historia reciente.

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