México es uno de los países con más zonas arqueológicas del mundo. Las comunidades norteñas evolucionaron de manera diferente; tal vez por las condiciones agrestes del terreno o de la escasez de recursos. Estas particularidades se pueden apreciar en sus zonas arqueológicas, como Huápoca.

A 36 kilómetros de la ciudad de Madera, en las inmediaciones del cañón Huápoca, se abren cuevas en las paredes de los acantilados, talladas por humanos y que alguna vez fueron habitadas.

Este conjunto de viviendas pertenecía a la cultura Casas Grandes, la cual llegó a Chihuahua después de movimientos migratorios provenientes del sur. Al principio eran cazadores-recolectores, pero se asentaron a lo largo de la Sierra Madre Occidental.

Además de la Casas Grandes, también se han encontrado indicios de otras culturas, como la Mogollón, la Paquimé, la Anasazi y la Hohokam.

En sus recintos hay evidencias de que cultivaban maíz, calabaza y frijol, los cuales los almacenaban en graneros, conocidos como cuexcomates, hechos de adobe y paja.

En la región de Madera, se han encontrado aproximadamente 150 sitios arqueológicos distribuidos en la sierra. Hay cuatro conjuntos principales de construcciones en Huápoca: la cueva nido del águila, la cueva de la serpiente, la cueva del mirador y la atalaya.

Todas ellas comparten ciertos rasgos distintivos, como la arquitectura de tierra compactada y viviendas de dos niveles con puertas en "T". Fueron habitadas entre el 1000 y el 1450 d.C.

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