El pollo a la brasa es uno de los platos típicos de la gastronomía peruana de mayor consumo en el Perú. Tiene su origen en la zona de Santa Clara (Chaclacayo) en la década de 1950.

Este plato se hizo popular gracias a Roger Schuler, quien abrió el restaurante "La Granja Azul "en Lima. En donde se ideó la particular cocción del pollo, junto a Franz Ulrich y su cocinera.

Con el éxito de este restaurante, el primero de pollos a la brasa, se creó el típico horno brasero, que le da un gusto especial a este popular plato.

Inicialmente su consumo se centralizaba en las clases altas, pero con el tiempo se extendió en las clases más bajas con precios accesibles.

Este plato consiste en carne de pollo eviscerada, y cocida a las brasas. La carne macerada se hornea al calor de las brasas en un horno especial denominado "rotombo", que hace girar el animal sobre su propio eje, recibiendo uniformemente el calor de las brasas.

El horno puede funcionar en base a carbón, leña o gas. Siendo más tradicional el de leña, la que usualmente proviene del algarrobo. El aderezo incluye ingredientes como: romero, huacatay, sal y otros.

Se come con papas fritas y ensalada fresca, consistente en lechuga, zanahoria rallada, tomate, beterraga y pepino. Adicionalmente se le puede agregar mayonesa o ketchup.

Desde el 2004, en el Perú, se celebra cada tercer domingo de julio, el "Día del Pollo a la Brasa". Asimismo el Ministerio de Cultura lo ha declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

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