Hatra, que data del 200 antes de Cristo y que fue capital del antiguo imperio persa de los partos, se encuentra en pleno desierto, a unos 120 kilómetros al suroeste de Mosul, la segunda ciudad más poblada de Irak y bajo control de los yihadistas desde junio de 2014.

Aunque fundada por los selúcidas, fue conquistada por los partos y floreció como capital de un imperio que controlaba gran parte del territorio de los actuales Irak e Irán. Fue el principal rival del Imperio Romano por la hegemonía en el Oriente Próximo en los primeros años de nuestra era.

De hecho, Hatra resistió dos veces el asalto de los romanos gracias a sus sólidas murallas. La ciudad poseía imponentes fortificaciones, unos magníficos templos de arquitectura grecorromana con ornamentaciones orientales y un sofisticado sistema de baños con mosaicos y relieves, que la situaban a la altura, según los expertos, de la antigua Roma. Fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1985.

En pleno apogeo del califato proclamado por el ISIS en Siria e Irak, más de 4 000 sitios arqueológicos iraquíes estuvieron en manos de los ultrarradicales suníes. Los yihadistas, que consideran las estatuas humanas o de animales como una forma de idolatría, han destruido ruinas en los territorios conquistados en ambos países, además de traficar con antigüedades para financiarse.

En noviembre, las fuerzas iraquíes recuperaron el sitio de Nimrod, una joya del imperio asirio fundado en el siglo XIII.

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