Si hay algo que llama la atención de esta construcción es que, con sus más de 2 277 metros de longitud, es considerado como el puente colgante más largo de toda Europa. Lejos de que todo quede ahí, hay que ser consciente de algo más.

Y es que el Puente 25 de abril es el primero que se construyó en la capital de Portugal. Por lo tanto, no solamente sorprende por sus cifras sino que, en efecto, también por la espectacular historia que hay detrás.

Antonio de Oliveira Salazar fue quien ordenó esta construcción en el año 1953, cuando el Ministerio de Obras Públicas hizo una comisión para analizar los aspectos positivos y negativos de la construcción de este puente. Lo que tenían claro es que debía contar con un espacio para circulación de vehículos, pero otro también para el transporte en tren.

La construcción del puente supuso la unión de la ciudad de Almada con el barrio de Alcántara. No solamente intensificó las comunicaciones, sino que la actividad turística aumentó de manera considerable. Precisamente, debido a esto, el puente estaba constantemente congestionado.

El puente está constituido por 14 vanos. De entre ellos, destaca sin lugar a dudas el vano central. Su longitud es de 1013 metros. Está elevado sobre el nivel del río Tajo una distancia de 70 metros. A ambos lados de este vano, se encuentran dos pilas que se elevan 190 metros desde el nivel del agua. Por debajo de esta cota, estos mástiles descienden 80 y 35 metros hasta el firme bajo la vaguada del río.

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