La tumba de Ciro el Grande, es la construcción más antigua del mundo con aislamiento sísmico. Se alza hace más de 2.500 años cerca del yacimiento de Pasargada en Irán, a un kilómetro de la que fuera la primera capital del imperio.

Ciro II el Grande fue el fundador del imperio persa aqueménida, tras su victoria sobre los medos en 550 a.C., reinando hasta su muerte en 529 a.C. Sus conquistas dieron lugar al mayor imperio conocido hasta entonces, que se extendía desde el Mediterráneo hasta la India, y que duraría más de doscientos años, hasta que llegó Alejandro Magno.

Alejandro ordenó al historiador Aristóbulo de Casandrea que entrase a la tumba. Según su descripción, hoy perdida pero citada por Flavio Arriano en su Anábasis del siglo II d.C., allí encontró un sarcófago de oro, piedras preciosas y una inscripción que decía: "Caminante, yo soy Ciro, el que dio a los persas un imperio y fue rey de Asia. No me tengas rencor por este monumento".

Ninguna inscripción es visible hoy y no hay ninguna evidencia de que pertenezca a Ciro, aunque sigue atribuyéndosele. Según una leyenda, cuando los árabes conquistaron la zona los guardianes de la tumba convencieron a su jefe, de que la tumba era de la madre del rey Salomón, y la inscripción fue sustuida por un verso del Corán.

Construída tras la muerte de Ciro, su diseño es una mezcla de estilos que se pueden rastrear en los zigurats mesopótamicos y las tumbas de Urartu, junto con influencias babilónicas, asirias y egipcias.

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