Michel Foucault (1926-1984), filósofo y teórico social francés, tomó de Bentham el concepto de panóptico, prisiones diseñadas para que un solo guardia pudiera vigilar a todos los reclusos sin ser visto, y lo aplicó a la generalidad de las instituciones de las democracias actuales en su obra "Vigilar y castigar". Así, nuestras supuestas sociedades libres son en realidad sociedades disciplinarias, diseñadas como una enorme red panóptica, que emplean instrumentos de "vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo visible, pero a condición de volverse ella misma invisible"

En aras de la libertad y la democracia, nos vigilan y controlan. Nuestras cuentas son contrastadas por una entidad, el Ministerio de Hacienda, que nos transmite la sensación de que todo lo ve: nos envía nuestra declaración ya preparada y nos comunica presuntas irregularidades desde una posición de supremacía absoluta. Circulamos por carreteras en las que en cualquier momento podemos estar siendo vigilados, paseamos por calles llenas de cámaras, navegamos por redes controladas...

Cada día más, vivimos en una sociedad panóptica, en la que un solo vigilante, el Estado, puede observar a todos los presos, es decir... "ciudadanos".

En una dictadura, el Estado utiliza la tecnología para vigilar y mantener controlados a los ciudadanos. En una democracia, deberían ser los ciudadanos los que utilizan la tecnología para vigilar de manera constante y efectiva el desempeño del Estado.

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