Después de la Navidad, Edimburgo se prepara para acoger una de las celebraciones de fin de año más especiales del mundo, que cuenta, además, con nombre propio: el Hogmanay, el fin de año escocés.

El Hogmanay se extiende a lo largo de tres días y dos noches e invade la ciudad con un increíble despliegue de festividades, nuevas tradiciones y costumbres ancestrales.

Si bien el fin de año se celebra en todo el mundo, en Escocia adquirió una relevancia particular después de que el Parlamento prohibiera las celebraciones navideñas en 1647 debido a su vertiente pagana.

El día de Navidad fue laborable hasta 1958, así que las festividades de Nochevieja se convirtieron en la gran celebración de invierno. Hoy en día, en Escocia, Navidad es festivo, y también los días uno y dos de enero.

El festival tiene un desfile de antorchas, de inspiración vikinga, una multitudinaria fiesta al aire libre, actuaciones callejeras, fuegos artificiales, noches de ceilidh… y, sobre todo, tiene a una ciudad acogedora que da la bienvenida al año nuevo con los brazos abiertos.

Miles de personas se reúnen en varios puntos cercanos a la Royal Mile llevando antorchas encendidas, y poco a poco la procesión desfila a ritmo de tambores hasta el parque de Holyrood, con una cascada de fuegos artificiales, que ilumina las calles de Edimburgo.

Una vez en el parque, el desfile se continúa con el espectáculo de fuegos artificiales. La Street Party, congrega todos los años a más de 80 000 personas.

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