A medio camino entre Ceuta y Melilla, frente la costa malagueña de Nerja, en el norte de África existe un territorio español que poca gente conoce, el peñón de Vélez de la Gomera, una roca de 260 metros de largo, con una anchura entre 15 y 100 metros y una altura de 87 en su punto más alto.

El peñón, que pertenece a España desde 1564, era una isla a escasos metros de Marruecos pero un terremoto de siete grados con epicentro en Fez, sacudió el norte de Marruecos, moviendo la Placa Africana y la Subplaca Ibérica produciendo una ligera variación de la línea costera. El movimiento sísmico hizo que se depositaran arenas entre el peñón y el continente africano, formando un tómbolo.

Este pequeño saliente de tierra, formado por tres recintos defensivos que se suceden en altura, está habitado únicamente por militares del Ejército de Tierra que dependen de la Comandancia General Militar de Melilla, de la que dista 126 kilómetros.

Hoy, el límite que separa España de Marruecos por el peñón de Vélez de la Gomera constituye la sección de frontera más pequeña del mundo, con apenas 85 metros de longitud. Una simple cuerda azul es el símbolo que separa España de la costa marroquí.

El peñón fue conquistado el 23 de julio de 1508 por Pedro Navarro, que iba persiguiendo piratas; este procedió a la fortificación del islote.

Pedro Navarro, necesitado de agua, conquistó también los enclaves terrestres que completaban el islote. La ciudad de Vélez contaba entonces con unos 7000 habitantes.

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