En la madrugada del 3 de diciembre de 1984, la ciudad de Bhopal, en el estado indio de Madhya Pradesh, se convirtió en el escenario de uno de los peores accidentes industriales de la historia, cuando la planta de pesticidas, propiedad de la compañía estadounidense Unión Carbide y del gobierno de la India, dejó escapar más de 30 toneladas de isocianato de metilo.

Las causas del accidente aún no se han determinado. En 1982, un equipo de auditores de seguridad de Unión Carbide visitó la planta y emitió un informe en el que se señalaban importantes deficiencias en los sistemas de seguridad, corrosiones y posibilidad de fuga de gases.

La nube de gas, muy tóxica y más pesada que el aire, se dispersó a baja altura en dirección a Bhopal. Los habitantes, al despertarse con tos, irritación y sofocamiento, huyeron de sus casas. Murieron cerca de 3.000 personas inmediatamente, además, murieron miles de cabezas de ganado y las tierras alrededor de la fábrica quedaron altamente contaminadas.

En las primeras dos semanas el número de muertos alcanzó los 8.000. Se estima que posteriormente otras 8.000 personas más murieron por enfermedades ocasionadas por la exposición al gas.

La segunda generación de niños tras la catástrofe nace con discapacidades físicas y psíquicas, así como ciegos y sordos.

Aún hoy, 34 años después, más de 150.000 habitantes sufren enfermedades crónicas, así como problemas respiratorios, ceguera, cánceres, desórdenes genitales, etc.

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