Conocida como "la Gloriosa" y "la Septembrina", este levantamiento revolucionario destronó a Isabel II en septiembre de 1868 y supuso el inicio de la primera experiencia realmente democrática de la historia de España.

El periodo conocido como el Sexenio Democrático o Revolucionario, que siguió al triunfo de la revolución, representó un intento de establecer un régimen político basado en las elecciones libres, primero en la forma de monarquía parlamentaria (1871-1873) y después en forma de República entre 1873 y 1874. Juan Prim, el eterno rebelde contra los gobiernos isabelinos, fue nombrado dirigente del gobierno en 1869 y el general Serrano se encargó de la regencia, y suya es la frase: "¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!".

Finalmente se optó por un rey italiano, pero su reinado tan solo duró dos años y un mes, entre 1871 y 1873. Amadeo de Saboya, I de España, llamado "el rey Caballero", accedió al trono después de la salida de Isabel II. El gobierno provisional del general Serrano promulgó la Constitución de 1869 que establecía la monarquía constitucional como forma de gobierno. De hecho, este rey fue elegido por el Parlamento, en gran medida por ser católico, demócrata y tataranieto de Carlos III.

Su breve reinado estuvo marcado por la persistente inestabilidad política que culminarían con la proclamación y subsiguiente fracaso de la I República.

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