El maravedí fue una antigua moneda española utilizada entre los siglos XII y XVII, que también fue empleada como unidad de cuenta. La acuñación de moneda en Castilla comenzó durante el reinado de Alfonso VI, después de la conquista de Toledo (1085), siendo su primer numerario el dinero y el óbolo de vellón, a semejanza de otros reinos españoles.

Alfonso VIII de Castilla empezó a labrar el oro hacia el año 1172, y poco después lo hizo Fernando II de León en piezas llamadas maravedís, con un peso aproximado de 3,8 gramos cada una.

A fines del siglo XII d. C. y principios del XIII, el nombre maravedí significaba «moneda almorávide», siendo por entonces las de Castilla arábigas y bilingües, es decir, tenían forma arábiga con fondo y significación cristiana en las leyendas árabes. Llevaban una pequeña cruz y el nombre del rey Alfonso en latín, y estaban fechadas por los años de la Era Hispánica, de 1214 a 1255. Se usaron para facilitar el comercio con los musulmanes en los dominios de Castilla.

Después de Alfonso X los maravedís fueron reemplazados por las doblas, de a cincuenta y un marco, y se subdividieron poco después en otras piezas del mismo género, hasta el valor de cincuenta doblas, durante el reinado de Enrique IV.

Estas monedas, algo disminuidas, recibieron luego el nombre de enriques en tiempo de Enrique IV. Alfonso X el Sabio acuñó monedas castellanas de plata fina, el grueso maravedí de plata o burgalés equivalente a la sexta parte del abolido maravedí de oro.

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