Más conocido por su apodo El Petiso Orejudo (1896 –1944), fue un joven asesino en serie, uno de los mayores sociopatas de la historia argentina. A principios del siglo XX fue responsable de la muerte de cuatro niños, siete intentos de asesinato y el incendio de siete edificios.

Hijo de inmigrantes italianos, su padre fue alcohólico y sometió a malos tratos a su hijo. La niñez de Godino transcurrió en la calle, vagando. A partir de los cinco años concurrió a varias escuelas, de donde siempre fue expulsado por su falta de interés en los estudios y su comportamiento rebelde. A los 7 años ya tiene antecedentes de agresiones a niños más pequeños. A los 9 años mata a una niña de 3 años, enterrándola viva, luego de un intento fallido de estrangulamiento. Su padre solicita lo recluyan por mal comportamiento.

En 1908 mata a un niño de dos años ahogándolo en una pileta para caballos, también quema a un bebé con cigarrillos en sus párpados. Permanece en un reformatorio dos años, al salir, su conducta en aún peor. En diciembre de 1912 mata a un niño de dos años clavándole en la sien un clavo de 10 cm. Tras ser detenido confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En noviembre de 1914 se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes. Allí atacó a dos pacientes, lo trasladaron a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras. En 1923, se le trasladó al Penal de Ushuaia, Tierra del Fuego, hasta su muerte.

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