Una vestal era una sacerdotisa de antigua Religión de Roma, que estaba consagrada a la diosa del hogar Vesta y su misión fundamental era mantener el fuego sagrado.

Las vestales eran una excepción en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por entero compuesto de hombres. Se seleccionaban siendo niñas y debían permanecer vírgenes durante los 30 años obligatorios de permanencia al servicio de Vesta.

Estaban liberadas de las obligaciones sociales habituales de casarse y tener hijos, y tenían voto de castidad para dedicarse expresamente al estudio y correcta observancia de los rituales estatales que no podían efectuar los colegios sacerdotales masculinos, como la preparación de la «mola salsa» (una especie de gachas muy empleadas en la cocina romana) que se utilizaba en sacrificios estatales. Iban tocadas con un velo en la cabeza y portaban una lámpara encendida entre las manos.

Su ocupación fundamental era guardar el fuego sagrado. Si este llegaba a extinguirse, entonces se reunía el Senado, se buscaban las causas, se remediaban, se purificaba el templo y se volvía a encender el fuego.

El perder la virginidad era considerada una falta peor incluso que el permitir que se apagase el fuego sagrado. Inicialmente, el castigo era la lapidación; luego esta pena fue sustituida por el decapitamiento y el enterramiento en vida, y a su amante se le conducía al suplicio.

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