En 1967, Estados Unidos estaba en guerra contra Vietnam del Norte, un aliado crucial de Moscú en Asia. Había comenzado una guerra civil en Nigeria y la agitación en Oriente Medio amenazaba con arrastrar a las superpotencias a una confrontación directa.

En el verano de 1967 los líderes americanos y soviéticos decidieron reunirse. El primer ministro soviético Alexéi Kosiguin tenía que viajar a los EE UU de todos modos, para dirigirse a las Naciones Unidas el 19 de junio.

Kosiguin no quería viajar a Washington D.C., y Lyndon B. Johnson no quería reunirse en Nueva York, por temor a las protestas contra la guerra de Vietnam. Glassboro, en Nueva Jersey, era un punto intermedio y fue visto como el mejor lugar para el encuentro. Con 16 horas para preparar la cumbre, Hollybush, una mansión del siglo XIX, fue modernizada para acoger a los dos líderes.

Después de la sesión de la ONU, del 23 al 25 de junio, los dos líderes se reunieron para discutir los temas más urgentes que amenazaban la paz mundial. Los temas tratados incluyeron la Guerra de los Seis Días árabe-israelí que tuvo lugar unas semanas antes, la carrera armamentística nuclear y la Guerra de Vietnam.

No se firmaron acuerdos importantes en Glassboro, pero Johnson consideró la cumbre como un triunfo y después invocó “el Espíritu de Glassboro” al referirse a la mejora de las relaciones con Moscú.

Los soviéticos invadieron Checoslovaquia, arruinando ese buen espíritu, poco más de un año después.

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