Según Robert Sheldom (*), hasta finales del siglo XIX, los únicos nenúfares autóctonos de Europa eran blancos. Luego, el vivero Latour-Marliac, situado en la aldea francesa de Le-Temple-sur-Lot, logró por primera vez una hibridación con especies tropicales, dando lugar a nenúfares de colores "resistentes al clima europeo". Entre 1870 y 1880, creó 19 variedades. Todas ellas fueron presentadas en la Exposición Universal de 1889, en la que Latour-Marliac recibió el primer premio en su categoría.

Allí Monet, visitante de la Exposición, descubrió los nenúfares de colores, lo que se comprobaría por la existencia de documentación que demuestra que cuando construyó su jardín de agua en su casa de Giverny –ahora convertida en museo–, el pintor hizo "un pedido a Latour-Marliac". En los archivos, existen facturas dirigidas a Claude Monet".

(*)Instalado en Francia desde hace más de 15 años, este profesor de marketing norteamericano, enamorado de las plantas acuáticas, compró el vivero a una pareja británica, que lo había adquirido a la familia Latour-Marliac en 1991.

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