En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 8 de abril de 2001, Toledo obtuvo el mayor número de votos (36,6 %), seguido por Alan García -populista de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA)-, con el 25,8 %, y Lourdes Flores (Unidad Nacional, de derecha), con el 24,1 %. La campaña de descalificaciones se mantuvo hasta la segunda vuelta, celebrada el 3 de junio, en la que Toledo se impuso con el 52,6 % de los votos. García logró el 47,4, % y los votos en blanco y nulos sólo alcanzaron el 13,2 %, por debajo del 15 % habitual.

En el Congreso, Perú Posible se convirtió en la primera fuerza (40 diputados), pero muy lejos de la mayoría absoluta (61). Alejandro Toledo tomó posesión de la jefatura del Estado en Lima el 28 de julio, con un llamamiento a todas las fuerzas políticas para aplicar un programa de reconstrucción nacional y de entendimiento con las instituciones financieras internacionales, comprometiéndose a combatir la pobreza y a ser implacable con la corrupción. Al día siguiente se trasladó a la ciudadela andina de Machu-Picchu, donde dio gracias a los espíritus, entroncó simbólicamente el comienzo de su mandato con el pasado inca y proclamó «el nuevo amanecer» de Perú. Fue la consagración de un indio que supo triunfar en el mundo de la cultura estadounidense, la alta tecnología y la globalización económica.

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