El ciervo mulo es un gran ícono de América del Norte, encontrándose en Canadá, Estados Unidos y México. Su nombre proviene del gran tamaño que presentan sus orejas, las cuales recuerdan a una mula.

Su pariente más próximo es el ciervo de cola blanca (Odocoileus virginianus). Las dos especies comparten a menudo hábitats naturales, y se pueden confundir uno con el otro. Las diferencias más específicas entre los dos son el color de sus colas, y sus cornamentas.

Viven en bosques templados, zonas montañosas, campos abiertos como praderas y sabanas, así como también en matorrales, zonas desérticas y semidesérticas.

A diferencia de otros cérvidos, los ciervos mulos muestran poco temor a la presencia humana, por lo que no huyen de una manera tan pronta como los demás, pero sí se mantienen alerta ante sus depredadores más peligrosos. Se comunican a través de señales químicas como la orina y por medio de vocalizaciones.

Su dieta incluye ramas, hojas, malezas y arbustos leñosos. Son selectivos con el alimento que van a ingerir, pues por lo general no eligen las plantas con poco valor nutritivo; ellos prefieren comer menos pero con mejor calidad. Son rumiantes pero no pueden digerir con facilidad cierto tipo de plantas fibrosas a diferencia de otros cérvidos, y por ello se cree que son tan cuidadosos a la hora de comer.

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