El caballo (Equus ferus caballus) es un mamífero perisodáctilo domesticado de la familia de los équidos. Es un herbívoro de gran porte, con cuello largo y arqueado poblado por largas crines.

Un caballo tiene doscientos cinco huesos. Su columna vertebral está compuesta por cincuenta y una vértebras. Una diferencia importante entre el esqueleto del caballo y el del humano es que aquel carece de clavículas, los miembros anteriores se unen a la columna mediante poderosos músculos, tendones y ligamentos que sujetan las escápulas.

A la hembra del caballo se le llama yegua y a las crías, si son machos, potros o potrillos y si son hembras, potras o potrancas. La cría y utilización del caballo por parte del hombre se conoce como ganadería equina o caballar, y su domesticación se remonta a 3600 a.C., en la región de Kazajistán.

Los equinos son animales fuertes y adaptados para la carrera con robustas patas y poderosos pulmones. Se trata de dos cualidades anatómicas que les permiten acarrear grandes pesos. Pero en proporción son más débiles que nosotros: a mayor tamaño de un animal, menor es la carga que puede soportar en relación a su masa.

La resistencia depende de la superficie transversal de los huesos y los músculos, del peso del animal y de su volumen. Un animal grande emplea más esfuerzo que uno pequeño en sostener su propio peso. Aún así, un caballo mediano -de unos 500 kg- puede portar cargas de 400 kg durante varios kilómetros, aunque esto suele causar lesiones.

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