Si nos centramos solo en las variedades de té generales existen 6 y todas se producen de la misma planta, la Camellia Sinensis. Son:

- Té Blanco: se elabora a partir de brotes tiernos que están recubiertos por una fina capa de vellos blanquecinos plateados, es el menos procesado ya que solo pasan por un breve proceso de marchitado y secado.

- Té Amarillo: su proceso es parecido al del té verde. Después de la fijación, el té se agrupa en lotes y se almacena en un ambiente húmedo para estimular la oxidación de la clorofila, lo que le da a las hojas un tono amarillento. Cuando se alcanza el color deseado, se detiene el proceso con el secado.

- Té Verde: pasa por un proceso de marchitado, fijación y secado. Se evita la oxidación, lo que permite que conserve su color verde característico.

- Té Oolong: su nombre significa "dragón negro", tiene un complejo proceso de producción que implica el enrollado de las hojas y largas jornadas de marchitado. Luego viene la oxidación, que se realiza en 2 fases: 24 horas en frío y luego a temperatura ambiente.

- Té Negro: su proceso implica el marchitado, enrulado y oxidación. Las variedades más populares de té negro son Darjeeling (India) e English Breakfast (mezcla de tés negros de Sri Lanka e India).

- Dark Teas (Puerh, Heicha y otros post-fermentados): pasan por un proceso de fermentación. Mientras más prolongado sea su añejamiento del Pu-erh, mayor será su valor en el mercado y más marcadas serán sus características organolépticas.

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