Se puede considerar como el punto de partida de la Sismología moderna el 1 de noviembre de 1755, en que una sucesión de terremotos provocó en Lisboa (Portugal), gravísimos daños en la ciudad y el puerto.

Tuvo lugar entre las 09:30 y las 09:40 horas y duró aprox. entre tres y seis minutos. Cuarenta minutos después, tres tsunami de entre 6 y 20 metros se abatieron sobre la zona del centro,​ subiendo aguas arriba por el río Tajo.​ En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días. Se estima que murieron entre 60.000 y 100.000 personas.

En España y Portugal alcanzó su mayor violencia, sus efectos se extendieron por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia, las Antillas, Madeira, Noruega, Suecia, Gran Bretaña e Irlanda. Gran parte de Argel fue destruida; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció.

Este terremoto contribuyó enormemente en el nacimiento de la sismología moderna, al haberse convocado un equipo importante de científicos y especialistas en torno al evento. Sobre todo gracias al marqués de Pombal, quien, además de ocuparse de los aspectos prácticos de la reconstrucción, ordenó que una detallada encuesta fuese enviada a todas las parroquias del país con respecto al terremoto y a sus efectos. Las respuestas todavía se encuentran archivadas en la Torre de Tombo, el archivo histórico nacional.

Más información: es.wikipedia.org