Líbano es un país en Oriente Próximo que limita al sur con Israel y al norte y al este con Siria, y está bañado por el mar Mediterráneo al oeste.

Hace una décadas estaba considerado como uno de los más prósperos del mundo hasta el punto que se le conocía como la Suiza de Oriente Medio. La razón principal que explica esta denominación fue su sistema bancario. Al igual que el país europeo se ha ganado la fama durante años como uno de los grandes centros bancarios internacionales con multitud de inversores extranjeros que aprecian la seguridad y la privacidad que ofrecen las sucursales suizas, en el Líbano ocurría algo similar.

A partir de los años 50, ya como estado independiente de Francia, el país se convirtió en un gran centro bancario regional en el que fluía el dinero extranjero y donde se ofrecían unas leyes de confidencialidad bancaria muy similares a las suizas. Actualmente Suiza y Líbano son los dos países del mundo con mayores reservas de oro por persona. Un segundo puesto del país árabe que se explica por su éxito como centro financiero en esos prósperos años.

Además de convertirse en un refugio del dinero, hay otras similitudes que compartían ambos países y que explican las comparaciones. Una de ellas es que las dos naciones son pequeñas (8.55 millones de habitantes en Suiza; y 6.3 millones en Líbano) y comparten frontera con múltiples países más grandes y poderosos por lo que su rol tradicionalmente había sido el de evitar los conflictos.

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