El hoyo negro probablemente es el astro más extraño del Universo.

El primer candidato fue descubierto al principio de los años setenta por el satélite Uhuru observando en rayos X. Éste detectó en la constelación del Cisne una fuente muy intensa, a la cual se dio el nombre de Cygnus X-1.

Las observaciones en rayos X no permitieron determinar precisamente la posición de Cygnus X-1 en el cielo. Hubo que esperar al 1972 para que los radio astrónomos alcanzaran allí. Resultó entonces que la fuente Cygnus X-1 debía estar vinculada, de una manera o de otra, a una estrella más normal situada a 6000 años-luz de nosotros, HDE226868, que ella misma no podía ser la fuente de los rayos X.

¿Este compañero era un agujero negro o una estrella de neutrones? Gracias a la relación entre masa y luminosidad de las estrellas, los astrofísicos sabían que la estrella HDE226868, de tipo B, contenía 30 masas solares. También conocían, gracias al análisis del desplazamiento de las líneas, la amplitud del movimiento periódico de esta estrella.

A partir de estos datos, podían determinar la masa requerida para hacer efectuar a una estrella de 30 masas solares tal movimiento: Cygnus X-1 debía ser un cuerpo minúsculo, aproximadamente de 10 masas solares, lo que estaba claramente por encima de la masa límite para las estrellas de neutrones. Cygnus X-1 es probablemente un agujero negro. Su masa, su pequeño tamaño y la potencia de su radiación X parecen demostrarlo.

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