El «canto del cisne» es una frase metafórica que se refiere al último gesto, obra o actuación de alguien justo antes de la muerte o jubilación.

La frase se refiere a la antigua creencia de que los cisnes cantan una bella canción en el momento justo antes de morir, después de haber estado en silencio durante la mayor parte de su vida.

Esta creencia, cuya base en la actualidad se debate desde hace mucho tiempo, ya era proverbial en la Antigua Grecia hacia el siglo iii a. C., y fue reiterada muchas veces posteriormente en la poesía y el arte occidentales.

El cisne europeo más común, el cisne mudo (Cygnus olor), aunque en realidad no es mudo, no es conocido ni por su musicalidad ni por vocalizar cuando se muere. Esto ha llevado a algunos a criticar las creencias sobre el canto del cisne desde la antigüedad, uno de los primeros siendo Plinio el viejo.

Sin embargo, el cisne cantor (Cygnus cygnus), un visitante invernal a las partes del Mediterráneo oriental, no poseen una llamada, y es conocido por emitir una serie de notas mientras sus pulmones expiran su último aliento antes de morir, siendo consecuencia de un bucle traqueal adicional situado dentro de su esternón.

Esto fue propuesto por el naturalista Peter Pallas como la base para la leyenda. Tanto el cisne mudo como el cisne cantor parecen estar representados en el arte griego y egipcio.

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