El arcoíris lunar se genera cuando la luz de la Luna impacta en las gotas de agua que están presentes en el aire. Este fenómeno es muy frecuente en zonas húmedas, tanto al atardecer como en el amanecer.

Las condiciones para que se concrete este fenómeno tienen que ser las correctas y sólo hay un pequeño número de lugares en el mundo donde se materializan regularmente, tales como las Cataratas Victoria o la frontera entre Zambia y Zimbabwe, Cumberland Falls en Kentucky, Yosemite Falls en California, y Waimea en Hawaii.

A diferencia de los arcoíris que se generan durante el día, en este caso los colores son muy débiles, ya que la intensidad de la luz procedente de la Luna es mucho menor que la que emite el Sol directamente.

Como resultado de esto se obtiene una “imagen” demasiado débil, por lo que generalmente se ve en tonos pálidos o blanquecinos. Sin embargo, las cámaras de fotos sí pueden registrarlo bien. Este es precisamente el motivo por el que estos fenómenos también son conocidos como arcoíris blancos.

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