Gregor Johann Mendel (Heinzendorf, actual República Checa 1822 ​- Brno,1884) fue un monje agustino naturalista. A partir de metódicos experimentos realizados en el jardín de la abadía con diferentes plantas de guisantes o arvejas (Pisum sativum), formuló las hoy llamadas leyes de Mendel que constituyen el fundamento de la herencia genética, y que podemos definir como el conjunto de reglas básicas sobre la transmisión de las características hereditarias de los seres vivos (genes).

Consciente del valor de sus hallazgos, presentó sus trabajos en la Sociedad de Historia Natural de Brno en 1865, y los publicó en 1866 en las actas de la Sociedad con el título "Experimentos sobre hibridación de plantas", pero fueron ignorados por completo, quizá porque eran adelantados a su tiempo. No fue hasta 1900 cuando fueron redescubiertos, de forma independiente, por tres prestigiosos botánicos, Hugo de Vries (Holanda), Carl Correns (Alemania) y Tschermak-Seysenegg (Austria), dieciséis años después de la muerte de Mendel.

Es posible que Mendel no llegase a darse cuenta de la importancia de sus descubrimientos, ni que fueran aplicables a todos los organismos con reproducción sexual. Los botánicos antes citados comprobaron su validez para numerosas plantas y en 1902 Lucien Cuénot y William Bateson para los animales. Al hacerse evidente su universalidad nace una nueva ciencia, la Genética, bautizada así por Bateson (del griego genno, γεννώ; nacer).

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