El test de Turing intenta determinar la habilidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente similar al de un ser humano.

Alan Turing (científico británico), propuso que una persona evaluara conversaciones en lenguaje natural entre un humano y una máquina diseñada para generar respuestas similares a las de un humano. El evaluador sabría que uno de los participantes de la conversación era una máquina (sin identificarlo).

La conversación estaría limitada al uso de un teclado de computadora y un monitor, por lo que sería irrelevante la capacidad de la máquina de transformar texto en habla.

Si el evaluador no pudiese distinguir entre el humano y la máquina acertadamente, la máquina habría pasado la prueba (Turing sugirió que la máquina debía convencer a un evaluador el 70 % del tiempo, durante una conversación de 5 minutos).

Esta prueba no evalúa el conocimiento de la máquina en cuanto a su capacidad de responder preguntas correctamente, sólo considera su capacidad de generar respuestas similares a las que daría un humano.

La idea de Turing se basó en el juego entre tres personas: un interrogador, un hombre y una mujer. El interrogador está apartado de los otros dos, y sólo puede comunicarse con ellos escribiendo en un lenguaje que todos entiendan.

El objetivo del interrogador es descubrir quien es la mujer y quien es el hombre, mientras que el de los otros dos es convencer al interrogador de que son la mujer.

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