Como en un cuento, el rugido del magma hizo vibrar el sonido, despertando el llamado desde su interior, la tierra se abrió y de las fisuras surgió una ráfaga de arena que dio paso a una pequeña montaña.

En febrero del 1946 nació el volcán Paricutín ubicado al oeste de México, en Michoacán. Se trata del volcán más joven del mundo.

El espectáculo fue presenciado por un campesino Dionisio Pulido, el único en el mundo que presenció este fenómeno, indicando que la tierra daba paso al fuego ante sus ojos.

En un documento del Ayuntamiento, quedó registró de cómo dos campesinos sintieron movimientos de tierra una semana antes a su nacimiento. Dicen que “se levantaban largas lenguas de fuego con fuertes humaredas y estruendos” que jamás habían oído.

9 años después de su creación, el volcán cesó la actividad y tras ella quedaron en el lugar un precioso y regular cono de escoria (Paricutín), un cráter parásito (Zapichu) y un inmenso campo de lavas que cubrió los municipios de Paricutín y San Juan Viejo Parangaricutiro.

El cono del Paricutín tiene las características típicas de estos edificios volcánicos monogenéticos (se generan a partir de un sólo periodo eruptivo). Alcanza, actualmente, una altitud aproximada de 2820 m.s.n.m. y unos 300 metros sobre el nivel de base.

El volcán tiene incluso un"acta de nacimiento":un documento oficial del Ayuntamiento de Parangaricutiro con esa fecha.

Paricutín es un nombre purépecha –Parhíkutini– que significa ?lugar al otro lado?.

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