La urticaria acuagénica, comúnmente llamada "alergia al agua", es un tipo de enfermedad muy rara que solo la padecen 35 personas en el mundo, y aparece como consecuencia de un breve contacto del agua, independientemente de su temperatura. En la mayor parte de los casos se manifiesta sobre el tronco, cuello, brazos, hombros y espalda.

Según algunas investigaciones, se origina por la presencia de un antígeno (sustancia activadora del sistema inmunológico) en la piel que, al entrar en contacto con el agua, se disuelve, traspasando la parte más externa de la piel y provocando que las células encargadas de la defensa del organismo liberen histamina, sustancia que causa el malestar propio de este tipo de erupción.

Se caracteriza por la aparición de pequeñas ronchas y picazón al cabo de 5 a 30 minutos de la exposición al agua.

Los alérgicos al agua no pueden practicar ejercicio físico que les haga sudar en exceso, pues ese sudor puede resultar letal para ellos y provocarles un shock anafiláctico.

No hay cura para esta enfermedad. Para aliviar los síntomas, se recomienda seguir un tratamiento con antihistamínicos y mantenerse hidratados. No todos los afectados muestran la misma sensibilidad en la boca o la garganta, algunos pueden beber agua sin problema, y los más sensibles se hidratan mediante alimentos como frutas y verduras. La piel debe tratarse con cremas o pomadas, ya que es mucho más fina y suele estar siempre irritada, causando dolor ante el mínimo roce.

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