En la mitología griega Pegaso era un caballo alado. Pegaso fue el primer caballo que llegó a estar entre los dioses. Pertenecía a Zeus, dios del Olimpo. Nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Posidón, padre de Belerofontes (o también llamado, según algunas versiones populares, Belerofonte), le proporcionó a Pegaso, con el cual mató a la Quimera. Belerofontes, envanecido por sus éxitos, sube al cielo volando igualmente sobre dicho caballo pero Zeus, irritado, aguijonea al caballo y éste arroja violentamente a su amo, que cae a la llanura Aleya mientras el caballo pasa al servicio de la Aurora.

Una versión relata que tras la muerte de Belerofontes, Pegaso habría volado al cielo siendo catasterizado (convertido en constelación) conformando así la constelación de El Caballo.

Una característica de su vuelo es que cuando lo realizaba, movía las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire. La leyenda de Pegaso puede haber influido en la formación de la figura del Buraq en la tradición islámica. Es uno de los equinos más célebres de la literatura junto con Rocinante (caballo de Don Quijote de la Mancha), Babieca (el de El Cid), Bucéfalo (el de Alejandro Magno) y el caballo de Troya.

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