El máximo representante de la arquitectura nazarí en el mundo es la Alhambra de Granada. Hace referencia a la última etapa del arte hispanomusulmán, concretamente al que se desarrolló durante los siglos XIII, XIV y XV.

La arquitectura nazarí presenta un exterior sobrio y un interior con gran recargamiento. En esta etapa además se dejó de utilizar el arco de herradura en muchas edificaciones y se le otorgó una mayor importancia al arco de medio punto peraltado.

Este último aspecto clave, del recargamiento interior, fue también el más importante en la construcción de la Alhambra, ya que una de las principales preocupaciones de sus arquitectos fue decorar y ornamentar cada espacio que tuviera. Así encontramos por ejemplo que este monumento tiene numerosos arcos que no constituyen ningún apoyo a la estructura, son solo meros elementos decorativos.

En la misma línea se encuentran las paredes interiores, cubiertas de cerámicas o yeserías con diversos grabados, motivos y colores.

Además se empleó la escritura cursiva como decoración caligráfica. El elemento que aparece con más frecuencia en la decoración propia de la arquitectura nazarí es el ataurique, es decir, todo tipo de forma vegetal normalmente esculpida o grabada.

La construcción de la Alhambra contó además con un tipo de columna propio que aún se conserva y que no aparece en ningún otra construcción.

Se trata de finas columnas de fuste cilíndrico con collarinos en la parte superior y una base cóncava.

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