El nombre de la Diosa azteca de la Luna era Coyolxauhqui.

Según la mitología azteca, Coyolxauhqui era hija de Coatlicue, diosa de la tierra, de la vida y de la muerte, quien vivía en Coatepec y hacía penitencia barriendo el templo. Un día, mientras Coatlicue barría, cayó del cielo una pluma que ella recogió y colocó en su seno. Cuando más tarde buscó la pluma, se dió cuenta de que estaba embarazada.

Coyolxauhqui al enterarse del embarazo de su madre enfurece y junto con sus hermanos los Centzon Huiznáhuac, dioses de las estrellas, intentan matar a su madre. De Coatlicue, emerge Huitzilopochtli como un adulto y enfurecido decapita a Coyolxauhqui quien se convierte en la luna.

En el año de 1978, en el centro de la Ciudad de México, un equipo de trabajadores que realizaba una excavación, descubrió por casualidad un enorme monolito que representaba justo a Coyolxauhqui.

Los trabajos fueron suspendidos de inmediato y se iniciaron en cambio, excavaciones dirigidas por arqueólogos que poco a poco fueron descubriendo los vestigios del Templo Mayor de los Aztecas, mismo que durante siglos se creyó, había sido totalmente destruido por los españoles, durante la Conquista.

El Templo Mayor es hoy, uno de los mayores atractivos de la capital mexicana.

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