El bronce es toda aleación de cobre y estaño, en la que el primero constituye su base y el segundo aparece en una proporción del tres al veinte por ciento, aunque puede incluir otros metales.

Las aleaciones constituidas por cobre y zinc se denominan propiamente latón; sin embargo, dado que en la actualidad el cobre se suele alear con el estaño y zinc al mismo tiempo, en el lenguaje no especializado la diferencia entre bronce y latón es bastante imprecisa.

El período arqueológico en el que el bronce fue el metal más duro de uso generalizado se conoce como la Edad de Bronce. El comienzo de la Edad del Bronce en la India y en el oeste de Eurasia convencionalmente está fechado a mediados del cuarto milenio antes de Cristo, y a principios del segundo milenio antes de Cristo en China; en otros lugares se extendió gradualmente. A la Edad del Bronce le siguió la Edad del Hierro, que comenzó alrededor del 1300 a. C. y llegó a la mayor parte de Eurasia alrededor del 500 a.C., aunque el bronce siguió siendo mucho más utilizado que en la época moderna.

Cabe destacar entre sus aplicaciones actuales su uso en partes mecánicas resistentes al roce y a la corrosión, en instrumentos musicales de buena calidad como campanas, gongs, platillos de acompañamiento, saxofones, y en la fabricación de cuerdas de arpas, guitarras y pianos.

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