En el mundo natural, la monogamia tal como la conocemos es más común en las aves que en los mamíferos. Entre las aves más monógamas se encuentran los pingüinos, grullas, palomas, loros, cisnes, gansos, palomas y albatros.

Los expertos estiman que sólo el 5% de todas las especies de mamíferos (excluyendo a los humanos) son monógamos, en comparación con casi el 90% de todas las especies de aves. La monogamia se define como un sistema de apareamiento en el que un macho se empareja con una sola hembra en una temporada de reproducción. Entre los mamíferos que se cree que viven en parejas monógamas están los gibones, lobos y castores.

En el caso de los lobos, normalmente sólo el macho y la hembra alfa pueden reproducirse. La pareja se aparea de por vida como forma de consolidar su posición de líderes de la manada, produciendo una nueva camada cada año y asegurando la estabilidad del resto de la manada. La razón de la monogamia facilita que los alfas muestren su fuerza y superioridad sobre los demás machos de la manada. Defender a una sola pareja es mucho más fácil que tratar de proteger a varias, lo que les asegura su puesto de líder.

El apareamiento tiene lugar entre enero y abril. En general, aumenta la agresividad de la hembra reproductora hacia las hembras subordinadas. El aumento de estrés de las subordinadas, junto a la actitud y presencia de la hembra reproductora, suele ser un estímulo inhibitorio para impedir que las demás hembras entren en celo.

Más información: www.worldwildlife.org