El jainismo, un culto indio fundado en el siglo VI a.C. por Vardhamana Mahavira y conocido en los textos antiguos como śramaṇa dharma (deber del que confía en sí mismo), tiene la inusual característica de que carece de una divinidad omnipotente creadora del universo.

El jainismo se centra en el individuo quien debe vencer a sus enemigos interiores para llevar el alma y la conciencia a la liberación. Se basa en que, la ley de la recompensa por las acciones realizadas, es suficiente para explicar el destino de los hombres quienes pueden renacer con una condición demoníaca, animal, humana o divina, todas ellas, destinadas a un mismo fin.

Los jainas están tan obsesionados con la no violencia que algunos caminan descalzos y barriendo el suelo delante de ellos para no matar criaturas con sus pisadas. La mayoría son vegetarianos, no tanto por ejercer hábitos alimenticios, sino para practicar su filosofía no violenta con los animales.

Su símbolo es la cruz esvástica, la cual no tiene ninguna relación con las perversiones adoptadas por los nazis. Para el jainismo, la cruz esvástica representa las cuatro puertas de la vida: seres humanos, plantas, animales y seres infernales y celestiales.

Hay por lo menos 5 millones de jainas en el mundo, la mayoría en India, en donde constituyen el grupo con el mayor índice de alfabetización e ilustración. También se encuentran en Europa Occidental, Estados Unidos, Asia y Australia.

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