Si bien todos los materiales permiten la conducción de corriente eléctrica en algún grado, se reconocen como conductores a aquellos que mejor lo hacen, mientras que son aislantes los materiales que poseen una alta resistencia al paso de la electricidad.

Los mejores conductores eléctricos son metales, como el cobre, el oro, el hierro, la plata y el aluminio, y sus aleaciones, aunque existen otros materiales no metálicos que también poseen la propiedad de conducir la electricidad, como el grafito o las disoluciones y soluciones salinas (por ejemplo, el agua del mar).

Como se ha dicho, el aislamiento eléctrico perfecto no existe; incluso el mejor aislamiento contiene pequeños portadores móviles (portadores de carga), capaces de transportar corriente. Por lo cual, cualquier tipo de aislamiento se vuelve conductor cuando se le aplica una tensión lo suficientemente alta como para que dispare electrones de los átomos que constituyen el material. Este valor se conoce como tensión de ruptura de un aislamiento.

Algunos ejemplos de materiales aislantes de electricidad son la cerámica, el vidrio, plásticos en general, el papel, y la madera.

Existe un nivel medio entre ambos constituido por los materiales semiconductores, que se comportan como aislantes en ciertas circunstancias, pero su conductividad puede alterarse de acuerdo a las condiciones a las que se los someta.

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