La organización política de las ciudades-estado etruscas era de tipo monárquico. Lucumón era el término para referirse al rey etrusco, el soberano era escogido de forma vitalicia. Entre sus competencias destacaban el poder judicial y el mando del ejército; era asesorado por un consejo de ancianos integrado por miembros de la aristocracia. A principios del siglo VI a.C., el lucumón fue sustituido por magistrados elegidos anualmente; de esta forma la monarquía daba paso a una suerte de república de tipo aristocrático.

Políticamente, Etruria se conforma en federaciones de doce ciudades unidas por lazos estrictamente religiosos llamadas Dodecápolis, o Liga etrusca a la que se sumarían la Etruria padana y la Etruria campana, pero esta alianza no es política, ni militar y cada ciudad es en extremo individualista.

En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:los terratenientes, miembros de la oligarquía; plebe libre; extranjeros, generalmente griegos, que eran artesanos y mercaderes y por último, esclavos.

Tanto griegos como latinos consideraron promiscua y licenciosa a la cultura etrusca, ya que la mujer participaba en los banquetes, en los juegos gimnásticos, en los bailes y ayudaban en las labores de la vía pública.

La mujer además tenía una posición relevante entre los aristócratas etruscos; en caso de muerte del marido, asumía la conservación de las riquezas, la continuidad de la familia y la transmisión de la herencia.

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