El hígado es uno de los órganos más importantes, y también uno de los más grandes. Pesa alrededor de 1 kilo y es de color rojo oscuro. Cumple nada más y nada menos que 500 funciones, como la producción de hormonas y proteínas. Además, se encarga de controlar los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo.

Los griegos estaban plenamente convencidos de que las emociones se guardaban en el hígado. Antes de cualquier campaña militar sacrificaban a animales para examinar sus hígados y así descubrir si tendrían éxito.

El hígado es bien conocido por su gran capacidad de regeneración. Es por ello que es posible donar una parte de este órgano y recuperarla de forma natural tras un tiempo.

Un 10% del hígado se compone de grasa. Cuando este porcentaje aumenta por acumulación excesiva de grasa, se suele diagnosticar la enfermedad del hígado graso.

Cuando el hígado se encuentra al máximo de su capacidad, contiene alrededor del 10% de la sangre de todo el cuerpo. En apenas 60 segundos circulan 1,5 litros de sangre por este órgano.

El hígado produce bilis, una sustancia que aporta la tonalidad marrón característica de las heces. Cuando estas cambian de color, casi con total seguridad se debe a una enfermedad hepática, que afecta al cerebro.

Una de las principales funciones del hígado es la de regular los niveles de glucosa y amoníaco en la sangre. Cuando ambas sustancias se acumulan en grandes cantidades en el torrente sanguíneo, aparece la encefalopatía hepática.

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