El nervio ciático es el nervio más grande y más largo del cuerpo humano, con un diámetro que es igual de ancho como el dedo pulgar de un humano en su punto más extenso.

El nervio se origina en la zona inferior de la columna, de donde las raíces del nervio abandonan la médula espinal (a través de grietas en los huesos en la parte posterior de la médula espinal), y se extiende por la parte trasera de la pierna hacia los dedos de los pies.

Nace a partir de 5 raíces nerviosas, que en conjunto reciben el nombre de plexo sacro y se unen para formar este potente nervio.

En este primer nivel, el nervio puede verse comprimido por alteraciones de los discos intervertebrales; protusiones o hernias discales, o por alteraciones en los agujeros de conjunción, por donde salen las raíces nerviosas.

En la zona inferior del muslo, por encima de la parte posterior de la rodilla, el nervio ciático se divide en dos nervios, el nervio tibial y los nervios peroneos, los cuales inervan diferentes partes de la parte inferior de la pierna.

El nervio ciático confiere sensación y fuerza a la pierna, así como los reflejos. Además conecta la médula espinal con la parte externa del muslo, los músculos isquiotibiales que se encuentran en la parte posterior del muslo, y los músculos de la parte inferior de la pierna y los pies.

Por este motivo, cuando hay un problema en el nervio ciático, esto puede causar debilidad en el músculo y/o adormecimiento u hormigueo en la pierna, el tobillo y el pie.

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