Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor excursión, hacia el norte o el sur relativa al ecuador celestial en la esfera celeste, y la duración del día o de la noche son las máximas del año. Geográficamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima latitud norte (+23° 26’) o sur (−23° 26’) con respecto al ecuador terrestre.

La palabra solsticio proviene del latín solstitium​ que, a su vez, se forma de dos palabras: Sol y statum (estático), y se refiere al hecho de que el Sol parece no cambiar de trayectoria durante los solsticios.

Ocurre dos veces por año: en junio y en diciembre, denominándose de verano y de invierno.

En el solsticio de junio el Sol y el cinturón de lluvias tropicales alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Cáncer y marca el inicio del verano en el hemisferio norte, por lo que, en este hemisferio el solsticio de junio, se llama solsticio de verano. En el hemisferio sur, marca el inicio del invierno.

En el solsticio de diciembre el Sol y el cinturón de lluvias tropicales alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio y marca el inicio del verano en este hemisferio y del invierno en el norte.

En zonas templadas, los solsticios se pueden determinar por la duración del día y la noche y la posición el sol al alba y al ocaso.

En la mayoría de las culturas antiguas se celebraban festivales conmemorativos de los solsticios, especialmente en el solsticio de invierno.

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