El 27 de julio de 1890, a los 37 años, Van Gogh se disparó en el pecho con un revólver. No hubo testigos. El disparo pudo haber tenido lugar en el campo de trigo en el que había estado pintando, o en un granero local. La bala fue desviada por una costilla y atravesó su pecho sin causar daño aparente a los órganos internos, siendo probablemente detenida por su columna vertebral. Fue capaz de caminar de regreso al Auberge Ravoux, donde fue atendido por dos médicos, pero sin un cirujano presente la bala no se pudo extraer. Los doctores le atendieron lo mejor que pudieron y después le dejaron solo en su habitación, fumando su pipa. A la mañana siguiente, su hermano Theo fue a verle, encontrándole de buen humor. Pero en cuestión de horas Vincent comenzó a empeorar como consecuencia de la infección resultante de la herida. Murió en las primeras horas del 29 de julio. Según Theo, las últimas palabras de Vincent fueron: "La tristeza durará para siempre".

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