La fagocitosis es uno de los procesos biológicos de mayor relevancia en nuestro organismo. Una manera de definirla sería como la capacidad de una célula de “engullir” o ingerir otras partículas de un tamaño mayor o igual a 0,5 μm.

Se trata de una función especializada, que muy pocos tipos celulares pueden llevar cabo. Entre ellos, los principales son los monocitos, macrófagos, células dendríticas y neutrófilos, se les denomina fagocitos profesionales.

La capacidad de llevar a cabo la fagocitosis es una acción esencial en las respuestas inmunitarias innata y adaptativa, especialmente porque está involucrada en la eliminación de patógenos. De hecho, es la primera línea de defensa ante una infección.

En primer lugar, se requiere que el microbio que nos ha infectado, sea reconocido por receptores de la superficie de los fagocitos. De hecho, los fagocitos disponen de un extenso abanico de receptores en su superficie para poder detectar la gran variedad de partículas y microorganismos que pueden entrar en nuestro organismo.

Una vez que un microbio es reconocido como extraño, se inicia una “cascada” de señales dentro de la célula que hacen que desde su membrana salgan unas prolongaciones, denominadas seudópodos, que rodearán la partícula y la engullirán. Dentro de la célula, esta partícula quedará dentro de un compartimento denominado “fagosoma”.

La fagocitosis es un proceso importante en el sistema inmune, que algunas bacterias desarrollan estrategias para evadir esta acción.

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