Si hay una serie de hazañas por las que Heracles, o Hércules (en la mitología romana), es conocido es por los denominados 12 trabajos. Hércules se había casado con la princesa Megara, la hija del rey de Tebas. Con ella había tenido tres hijos. Un día, a Hércules le dio un ataque de locura y acabó con sus vidas.

Arrepentido por un hecho tan atroz, se marchó a Delfos para consultar al oráculo del dios Apolo qué debía hacer para expiar su crimen. El oráculo le dijo que tenía que acudir a Tirinto y ponerse bajo las órdenes del rey Euristeo.

Cuando Hércules llegó a la corte y le expuso su problema, Euristeo empezó a preocuparse por si en un futuro decidiera arrebatarle el trono, por lo que decidió deshacerse de él encomendándole doce trabajos cada uno más complicado que el anterior.

El primero de los doce trabajos fue matar al león de Nemea y despojarlo de su piel. El león había estado aterrorizando los alrededores de Nemea, y tenía una piel tan gruesa que resultaba impenetrable a las armas.

Cuando Hércules se enfrentó a él por primera vez, usando su arco y sus flechas, un garrote hecho de un olivo (que él mismo había arrancado de la tierra) y una espada de bronce, todas las armas resultaron inútiles.

La morada del animal tenía dos entradas: Hércules lo azuzó hasta que el animal penetró en ella, taponó una de las entradas y acorralándolo por la otra lo atrapó y lo estranguló.

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