In dubio pro reo es una locución latina que expresa el principio jurídico de que en caso de duda, por ejemplo, por insuficiencia probatoria, se favorecerá al imputado o acusado (reo). Es un refuerzo al principio de inocencia.

Su aplicación práctica está basada en el principio de que toda persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad. En caso de que el juez no esté seguro de ésta, y así lo argumente en la sentencia, deberá entonces dictar un fallo absolutorio.

En cuanto al origen histórico del principio in dubio pro reo, ya en el siglo IV a.C., el filósofo Aristóteles, en sus “Problemas” hablaba de la importancia de poseer un ordenamiento jurídico carente de arbitrariedad o de nepotismo. En el Derecho Romano, este principio ya se empezó a aplicar en el sentido de favorecer al reo cuando existieran dudas, ya que, según el propio Ulpiano, era mejor que un criminal quedase en libertad que condenar a un inocente.

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