El término se refiere a un síntoma en neuropsiquiatría, en el cual la persona con una disfunción cerebral, no parece ser consciente de su deterioro, no admite que realmente le pasa algo, a pesar de que el problema, es evidente para el médico y las personas que lo rodean. Por ejemplo una persona que ha perdido la visión, puede actuar como si no tuviera ceguera, o en el caso de parálisis de algún miembro, el paciente indica que se mueve con normalidad, o un paciente con esquizofrenia que no admite tener la enfermedad.

Es más que un simple mecanismo de afrontamiento, es la negación misma, resultado del daño físico de una parte del cerebro que afecta la percepción.

La causa de la lesión, afecta anatómicamente regiones cerebrales implicadas en la toma de consciencia, produciendo la incapacidad para reconocer la severidad de los déficits.

Se puede manifestar como consecuencia de diferentes condiciones neurológicas como traumatismos craneoencefálicos, esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer, esquizofenia, etc.

No existen criterios para su diagnóstico.

Lamentablemente la falta de reconocimiento del déficit limita la rehabilitación.

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