El madroño, Arbutus unedo, es un árbol frutal o arbusto perteneciente a la familia de las ericáceas que es muy típico de zonas mediterráneas y que se ha convertido en el símbolo de Madrid desde hace mucho tiempo.

Su distribución es mediterránea, pero llega hasta el sur de Irlanda, donde se había dudado de que fuera espontáneo, ya que se pensaba que se lo podían haber llevado unos monjes que habían visitado Santiago de Compostela. Sin embargo, los análisis de polen del suelo demuestran que ya estaba hace tres mil años.

El madroño, junto con la osa apoyada sobre él con sus patas delanteras, figura en el Escudo de Madrid.

El madroño es un árbol relativamente pequeño que no suele superar los 7 m de altura por lo que es considerado muchas veces como un arbusto.

Su tronco suele ser de color rojizo y corteza escamada y sus ramas adquieren un tono grisáceo muy particular. Sus hojas son de un tono verde brillante, pequeñas y con borde serrado. Sus flores son rojizas, crecen en forma de ramilletes durante el otoño y cuelgan en forma de panículas dotando de gran belleza a este ejemplar mediterráneo. Su fruto se llama igual que el árbol: madroño.

El madroño es un verdadero árbol, aunque por su porte parece más bien un arbusto. Se cultiva como arbolito de jardín en casi cualquier terreno, dado que es un árbol muy flexible en lo que a condiciones de suelo se refiere, pero lo normal es hacerlo en suelos profundos y silíceos de zonas soleadas con poca exposición al viento.

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