Unos 900 cuadros y más de 1600 dibujos… Y eso que Van Gogh empezó su carrera seria de pintor relativamente tarde (27 años). Eso sí, desde entonces no pararía de pintar a un ritmo frenético durante 5 años, hasta su trágica muerte.

Mucho se ha hablado de su turbulenta vida y de su locura, de la famosa oreja y de su carácter intratable. Sin embargo, y por mucho que se especule, su arte era de lo más lúcido. Van Gogh no pintaba así por «estar loco», no veía las cosas así (eso sería genial!) sino que fue un audaz experimentador y todo un erudito en la historia del arte.

Paradigma de pintor atormentado, de genio solitario que no vendió ni un miserable cuadro en vida (hoy su obra tiene un valor incalculable), es verdad que tenía serios trastornos psiquiátricos, pero lo cierto es que fue un pintor muy de su tiempo, que evolucionó de la monocromía típica de la pintura holandesa y del realismo de sus ídolos Millet o Rembrandt, al arte colorido con el que lo identificamos hoy en día, pasando por el inevitable influjo del impresionismo.

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